Europa busca alternativas a la nube de EEUU ante las políticas de Trump: crece la preocupación por la privacidad de datos
Las empresas europeas están reevaluando su dependencia tecnológica de proveedores estadounidenses tras las primeras medidas de la Administración Trump

La incertidumbre digital ha llegado a Europa. Los primeros movimientos de la Administración Trump están generando una profunda preocupación en el ámbito tecnológico del viejo continente, especialmente en lo que respecta a la seguridad y privacidad de los datos. Empresas e instituciones europeas comienzan a cuestionar seriamente su dependencia de los gigantes tecnológicos estadounidenses como Amazon, Microsoft y Google, buscando alternativas locales que garanticen que la información sensible permanezca exclusivamente en territorio europeo.
Según recoge Wired, algunas compañías europeas están experimentando un notable incremento en la demanda de servicios en la nube que garanticen la soberanía digital europea. De lo que hablamos es de una desconfianza cada vez mayor hacia los proveedores estadounidenses vistas las nuevas políticas de la Casa Blanca.
El miedo a perder el control de los datos sacude al sector tecnológico europeo
El punto de inflexión que ha hecho saltar las alarmas se produjo cuando la Administración Trump paralizó el Consejo de Supervisión de Privacidad y Libertades Civiles (PCLOB), un organismo fundamental para garantizar que las transferencias de datos entre Europa y Estados Unidos cumplieran con las estrictas normas de privacidad europeas. La Unión Europea no es perfecta, pero las leyes sobre privacidad se las toma bastante en serio y este movimento no ha gustado mucho en el seno de la Unión.
El nerviosismo ha crecido tras conocerse que Trump firmó una orden ejecutiva para revisar todas las decisiones de seguridad nacional de Biden, lo que podría socavar completamente el acuerdo de transferencia de datos transatlánticos. Como señala Max Schrems, reconocido activista de privacidad: "Todo el acuerdo se basa en decisiones ejecutivas de Biden, Trump podría desechar todos los elementos clave con una sola firma".
Otra fuente de inquietud es la controvertida Ley CLOUD, que permite a las autoridades estadounidenses solicitar datos almacenados en cualquier servidor del mundo. Esta legislación, aprobada durante el primer mandato de Trump, tiene un alcance muy amplio que ha provocado advertencias del Tribunal de Cuentas neerlandés sobre riesgos excesivos.
Esta actitud de policía global choca frontalmente con iniciativas como el Project Stargate, un plan de 500.000 millones de dólares que da amparo a las principales tecnológicas estadounidenses, a las que prácticamente deja vía libre para experimentar con la inteligencia artificial. Resulta curioso que, en su territorio, la Administración Trump elija no ejercer tanta presión.
La reacción europea no ha tardado en aparecer. Steffen Schmidt, director ejecutivo de Medicusdata, confirma que desde principios de 2025 sus clientes están pidiendo a gritos trabajar con proveedores de nube "inherentemente europeos". Este testimonio viene respaldado por el salto de más del 1.200% en el tráfico del sitio web European Alternatives desde mediados de enero.
Por su parte, Harry Staight, representante de AWS, niega la mayor y afirma que es "inexacto" decir que los clientes están huyendo de sus servicios a alternativas europeas, sosteniendo que "nuestros clientes tienen la autoridad para determinar dónde se almacenan sus datos y cómo se cifran".
La situación resulta similar a otros casos recientes, como cuando el Pentágono bloqueó DeepSeek, el principal competidor chino de sus IA propias bajo amenaza de seguridad nacional, demostrando que la tecnología se ha convertido en un nuevo frente diplomático.
El pulso entre Europa y Estados Unidos por el control de los datos parece solo el principio de una larga batalla. Mientras los gigantes tecnológicos estadounidenses intentan mantener su posición dominante, las empresas europeas buscan alternativas que les permitan cumplir con sus estrictas normativas de privacidad. Un escenario que recuerda cada vez más a la Guerra Fría, pero con datos en lugar de misiles.